Andrés Requena fue uno de los escritores dominicanos que sufrieron en carne propia la ira de Trujillo por haberse atrevido a criticar su régimen tiránico. Nacido en cuna humilde, se vio precisado a ganarse la vida como sastre y boxeador primero y, luego, como periodista y diplomático, oficio este que alternó con el quehacer literario. Poco a poco, Requena fue cobrando conciencia del oprobio que significaba la tiranía de Trujil1o, lo que le llevó, finalmente, a romper con él y con cuanto encarnaba. Es posible que esa decisión, que habría de costarle la vida, la tomara cuando desempeñaba las funciones de secretario de la embajada dominicana en Santiago de Chile, pero lo cierto es que, exiliado en Estados Unidos, los esbirros del régimen terminaron por asesinarlo en Nueva York en 1952.
La Comisión Permanente de la Feria del Libro ha querido, pues, rendir tributo a este mártir de la tiranía con la publicación de dos de sus novelas: Cementerio sin cruces y Camino de fuego, desconocidas en el país. Las dos obras figuran en un solo tomo.
Requena no es un narrador de altos vuelos, pero escribe bien y, sobre todo, importa a los lectores dominicanos por lo que cuenta. La publicación de las dos obras citadas va dirigida particularmente a las nuevas generaciones.
Es su obra, Cementerio sin cruces, una requisitoria no sólo contra el caudillismo sino contra el dictador y su familia, la que le instituye en enemigo mortal de aquella dictadura. Si algunos elogios contenidos en los Romances... o una lectura favorable de Los enemigos de la tierra, que estructuralmente guarda similitud con La Mañosa, de Juan Bosch, en cuanto a la crítica al caudillismo, pudieron haberle favorecido para que la dictadura le tomara en cuenta como intelectual que debía pagar su tributo a la adulación de Trujillo, hay que decir que el premio fue merecido. Ningún intelectual -y mucho menos el hombre común- podía escapar al control totalitario de la dictadura.
Camino de fuego
Los temas de un escritor no guardan relación con cronología alguna. Si Los enemigos de la tierra abordaron, como novela, el tema de la migración del campo a la ciudad en una fecha tan temprana como 1936, tema que hasta ayer ocupó la atención del largo primado de la teoría del subdesarrollo, no es menos cierto que cuando uno lee Camino de fuego no queda otro camino que sugerir que el asunto que preocupa a Requena entre 1937 y 1941 es el tránsito de la colaboración con la dictadura a su abierta confrontación.
DIÓGENES CÉSPEDES
Encargado de Ediciones
Comisión Permanente de la Feria del Libro
No hay comentarios:
Publicar un comentario