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Escritos: Revista Cultural

martes, 16 de abril de 2019

La Revolución de Abril 1965- Tony Raful, pdf, descarga gratis

ALGUNAS PALABRAS 20   AÑOS DESPUÉS

La inmensa multitud era un espectáculo desbordante . Millares de hombres, mujeres, niños y ancianos, corrían como locos por todo lo largo de la avenida Duarte, parecía una serpiente humana inter111inable. Semidesnudos, descalzos, con chancletas, con ropas interiores, marchaban disparadas hacia el escenario de la historia. Parecían enloquecidos reclamando el retorno de la constitución . del 63 y Juan Bosch, Presidente. La voz de José Francisco Peña Gómez que anunció el derrocamiento del Triunvirato hacía apenas quince minutos por Radio Comercial, los había llamado ''a las calles, y como por un conjuro mágico aquella plebe, aquella masa vilipendiada, había decidido conquistar ella misma su derecho a la libertad, a la justicia y a la felicidad.

Mis ojos tuvieron la dicha enorme de contemplar aquellos sucesos, no tuve en mis manos el fusil pero fui parte de aquel amor, de aquella llama que nos cubrió, de aquella locura que en la explanada del Puente Duarte, esperaba con bombas molotov, el avance de los tanques. Yo que sí estuve ahí cuando el primer avión sobrevolaba en horas de la tarde del 25 de abril, debo confesar que jamás he visto una decisión tan firme , heroica y hermosa de morir.

La guerra no se olvida decía René del Risco. Y es verdad ¿cómo olvidar los cientos de muertos en estado de descomposición a nuestro lado? ¿cómo olvidar los rostros aterrorizados de mis padres llevándome a ocultarme debajo de la cama cuando los bombardeos y ametrallamientos tocaban nuestra casa que quedaba en la zona de combate? Ellos en su ingenuo razonar, prisioneros del pánico, sólo atinaban a creerse seguros debajo de un viejo colchón. No, no se olvida la guerra. Cómo olvidar a los primeros soldados del Centro de Enseñanza de la Fuerzas Armadas, que cruzaron valientemente el Puente de Duarte, luego de la matanza, y que al frente de una columna de tanques, marchaban a paso lento por la avenida Duarte, con la gorra hacia atrás (como contraseña) el 27 de abril de 1 96 5 , y fueron sorprendidos cuando al llegar a la esquina donde yo vivía, daba un brinco espectacular un hombre vestido de negro (después supe que era un hombre rana) enfrentando su avance y sumiendo en un fuego ensordecedor de varios minutos el lugar.

¿cómo olvidar aquella imagen humillante de los soldados extranjeros taconeando las calles de mi ciudad. Cómo olvidar las emisiones de radio extranjera que escuchábamos hasta altas horas de la noche, de noches sin luz eléctrica, procurando el aliento solidario internacional para una causa justa?

¿cómo olvidar la desazón al saber que el Presidente Molina Ureña se había asilado y con él toda la plana mayor constitucionalista, al creer derrotado el movimiento constitucionalista, pero no obstante seguir escuchando las descargas endemoniadas de la guerra, y pensar que todavía se combatía fieramente? Y qμe alegría saber que oficiales jovenes habían decidido llevar hasta el fin la lucha iniciada.

Después todo el infortunio pero también toda la alegría. Todo el sueño para nosotros, reguardados en aquella zona liberada, bajo el mágico esplendor de los ideales de libertad y redención humana.

No, la vida no podía ser ya la misma, ni los valores, ni los conceptos. La guerra nos había transformado sin darnos cuentas en seres con una hondura social tan sensible como limpia.

Para mí la guerra es una desgracia en términos humanos y espirituales .. No la deseo ni la amo, pero entiendo que su humanidad era preservada por los altos ideales del decoro y la dignidad . Esos conceptos pueden no tener vigencia, pero tienen historia, y en ese espejo de lo que fue el dominicano en su coyuntura de abril de 1965, están dadas las basamentas de lo que seremos un día cuando por razones idénticas a las que movieron a los hombres a combatir, se dispongan a amarse y a fundar el reino de la sabiduría y la bondad. Con apenas 13 años, yo abrí mis ojos bien grandes en medio de la humaredá y del llanto y de la alegría.

Abril tiene amuletos, imanes, canciones trenzadas a su cuerpo encandilado, epopeyas que nos alzan hacia un universo de luces y ternuras, de utopías y besos. A esa magia se remite quien escribe sin alterar un ápice el riguroso escenario de los hechos .

Tony Raful
30 de abril de 1985 ..


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