INDICE
1-Antes
de
2-La llamaban Aurora
3-Quien lo adivinaba entonces
4-La Fuerza Aniquilada
5-Cantata para un muerto
6-El fuego es de todos
7-Los Cambios
8-En Maginoth: Masquíl de David
9-Tete-a-Tete con Teresa en Avila
10-La del Piso 7
11-Tire el Juego
12-Mambrú no fue a la guerra
2-La llamaban Aurora
3-Quien lo adivinaba entonces
4-La Fuerza Aniquilada
5-Cantata para un muerto
6-El fuego es de todos
7-Los Cambios
8-En Maginoth: Masquíl de David
9-Tete-a-Tete con Teresa en Avila
10-La del Piso 7
11-Tire el Juego
12-Mambrú no fue a la guerra
SUS
PERSONAJES (Minicuento)
Era poco asequible. Una vez me encontré en un puesto de libros de segundo mano con el poemario que le había dedicado un escritor peruano. Pensé que la alegraría. Luego la vi a ella en una de esas ferias del libro que celebraban a finales de los 70 en el Palacio de Bellas Artes. “Doña, Aída, mire lo que tengo para usted”, le dije. Le pasé el libro. Me lo devolvió como si le hubiese prestado un lapicero.
Sospecho que esa
distancia era una respuesta a esas grandísimas distancias que te
genera la sociedad dominicana cuando eres mujer, eres de “campo”,
eres “indiecita” por no decir mulata. Y todo eso cuando la Era
(de Trujillo) era. Aun así estamos frente a una mujer que supo
enfrentarse a todos esas marejadas de prejuicios, que los procesó en
su escritura y que mantuvo siempre algo muy poco común en nuestro
medio: dignidad.
Aída Cartagena
Portalatín nació en Moca el 18 de junio de 1918, en una familia de
comerciantes y con cierto abolengo intelectual. Contemporáneas suyas
fueron otras dos mujeres, también de provincia, pero íntimamente
convencidas de que el arte sí salvaba: Hilma Contreras,
francomacorisana, nacida en 1913, y Carmen Natalia, petromacorisana,
en 1917.
Hilma
pudo marcharse a París en la mediana infancia; Carmen Natalia fue
zarandeada por lo más duro del trujillato, debido a su militancia
política, teniendo que exiliarse en 1950 en Puerto Rico. Para Aída
el mundo estuvo más lento. Estudió en la Universidad de Santo
Domingo y partió a París no sin antes publicar cuatro poemarios
esenciales del siglo XX: bajo el sello de la Poesía Sorprendida,
Víspera del sueño (1944) y Del sueño al mundo (1945), y en
la Editorial Stella, Mi mundo el mar (1953) y Una mujer está sola
(1955).
Tras la caída de la
Era de Trujillo participa en los movimientos de regeneración
nacional. Lanza sus cuadernos Brigadas dominicanas desde 1962 a 1964.
Allí se estrenan como escritores autores como René del Risco
Bermúdez, Miguel Alfonseca, Antonio Lockward Artiles y Juan José
Ayuso. Traduce junto a Hilma Contreas un poema de Aimé Cesaire, y
con él, nos conecta a un tema largamente relegado: el de nuestros
vínculos con el Caribe. Aída escribe, organiza, edita.
Los años 60 la
encuentran en funciones burocráticas: la UNESCO, largos viajes por
Francia, Italia, Grecia. De los estallidos del mayo francés y el
Noveau Romain que se produjo, saca la novela seguramente más
relevante de la literatura dominicana: Escalera para Electra (1970).
La obra había concursado en los premios Biblioteca Breve de Seix
Barral, y por un pelo no gana. Decenios después Mario Vargas Llosa,
uno de los jurados, comentaba que como la obra tenía pocas páginas,
se acogió la sugerencia del editor Carlos Barral: mejor novelas
largas que cortas. Ganó una novela de Juan Bent. Me imagino lo que
hubiera representado para los dominicanos la obtención de semejante
galardón. Las aguas, sin embargo, se quedaron en su cauce.
Aída se estableció
definitivamente en Santo Domingo a finales de los 60. Asume la
dirección de la Editora de la Universidad de Santo Domingo y desde
ahí retoma sus viejas prácticas de promoción.
Publicará poesía,
presentará un libro de cuentos que igualmente marcará época,
Tablero (Editora Taller, 1978) y otra novela experimental, La tarde
en que murió Estefanía (1993), donde vuelve a pensar el tema de la
violencia en la historia dominicana.
La aparición en 1982
del suplemento Isla Abierta, del periódico Hoy, dirigido por su
viejo conocido, Manuel Rueda, será espacio en el que retomará sus
prácticas ensayísticas. Lo esencial de esas colaboraciones girará
en torno a la temática de lo negro en la literatura. De ahí sale un
libro: Culturas Africanas: rebeldes con causa (Editora Taller, 1986).
El resto de aquellas
entregas se armó como un libro de viaje. En la mayoría de los casos
llamaba a la sección “Tablero”. Escribía indistintamente sobre
pintores contemporáneos, el teatro de Shakespeare, los inevitables
temas griegos, la dramaturgia y la música de mujeres, la presencia
de la negritud, haikus japoneses. Entre algunos recodos de esos
caminos, filtraba un poema o recuperaba algún texto –como el de la
presencia de dos negras dominicanas en Cuba, vistas a través de los
textos de Alejo Carpentier y Pedro Henríquez Ureña.
Estos ensayos han sido
recogidos en “Ensayos de Isla Abierta”. Fueron escritos entre
1982 y 1987. Esperamos seguir recuperando la obra ensayística de
esta gran escritora, publicando para el año próximo su segunda
contribución: su obra antropológica.
A la gran poeta de
“Una mujer está sola” y a la gran novelista de “Escalera para
Electra”, ahora se le une la de una ensayista que escribe como si
estuviésemos caminando y dejándonos asombrar por los rostros, los
gestos, tantas pequeñas y grandes historias de media humanidad.
Aída Cartagena
Portalatín murió en 1994, faltando quince días para llegar a los
76 años. Si tal vez no nos dejó muchas anécdotas simpáticas, en
su obra, que es definitivamente lo más importante dentro de sus
haceres, sí nos dejó tejidos muchos espacios para cierta ciudadanía
universal. Aquella joven mocana finalmente se convirtió en la voz de
su generación. Un día se quitó los colores nacionales y también
fue voz de todas las mujeres, de todas las negras, de todas esas
marginaciones con lo que lo humano se reduce hasta a lo más mínimo.
Se pueden leer estos
“Ensayos de Isla Abierta” como una bitácora, como un mapa.
A doña Aída
muchísimas gracias.
(Y gracias a Manuel
García Cartagena por su bondad y su apoyo)
[Miguel
D. Mena 24 de noviembre de 2016 | 12:08 am
Muchas gracias
ResponderEliminar