domingo, 26 de enero de 2020
El pensamiento y la acción en la vida de Juan Pablo Duarte - Carlos Federico Pérez y Pérez, pdf,descarga gratis
El pensamiento y la acción en la vida de Juan Pablo Duarte no constituye una biografía en el sentido tradicional del término; es decir, que no espere el lector hallar en sus páginas una descripción lineal y cronológica del nacimiento, desarrollo y muerte del personaje objeto de estudio; sino que, más bien, encontrará un mesura-
do y ponderado estudio en torno a los postulados doctrinales que dieron origen al esquema duartiano de liberación nacional, al igual que un formidable análisis en el que se pone de relieve cómo Duarte, en la medida en que supo combinar la praxis política con la teoría, logró convertir en realidad la más sublime meta de su apostolado revolucionario: constituir un Estado nación que, con el nombre de República Dominicana, debía ser libre e independiente de toda dominación extranjera.
Un breve examen de la estructura del presente libro permitirá identificar las líneas maestras que encuadran correctamente a Juan Pablo Duarte en el marco histórico social que le correspondió actuar y liderar con cierto éxito el movimiento político del cual brotó, airoso, el Estado republicano y democrático que desde 1844 tenemos los dominicanos. Juzgó conveniente el doctor Pérez y Pérez iniciar el presente estudio analizando la época durante la cual comenzaron a gestarse en la parte española de la isla de Santo Domingo las ideas segregacionistas y liberales que animaron a los pueblos hispanoamericanos a emprender la conquista de la independencia, sin que para ello fuera menester que los dominicanos abjuraran de los vínculos culturales que desde los remotos tiempos coloniales los unían casi umbilicalmente a la España imperial.
Este libro permite constatar cómo Juan Pablo Duarte, durante once años de sistemática acción revolucionaria, deviene el líder indiscutible de la juventud de su época, al que todos reconocen poseedor de cualidades excepcionales, proclamado jefe del “partido duartista” y a quien, inmediatamente después del grito independentistas del Baluarte del Conde, la noche del 27 de febrero de 1844, se le dispensó el título de “Padre de la Patria”.
Juan Daniel Balcácer
Miembro de Número
Academia Dominicana de la Historia
martes, 21 de enero de 2020
Tablero.: Doce cuentos de lo popular a lo culto- Aída Cartagena Portalatín, pdf, descarga gratis
INDICE
1-Antes
de
2-La llamaban Aurora
3-Quien lo adivinaba entonces
4-La Fuerza Aniquilada
5-Cantata para un muerto
6-El fuego es de todos
7-Los Cambios
8-En Maginoth: Masquíl de David
9-Tete-a-Tete con Teresa en Avila
10-La del Piso 7
11-Tire el Juego
12-Mambrú no fue a la guerra
2-La llamaban Aurora
3-Quien lo adivinaba entonces
4-La Fuerza Aniquilada
5-Cantata para un muerto
6-El fuego es de todos
7-Los Cambios
8-En Maginoth: Masquíl de David
9-Tete-a-Tete con Teresa en Avila
10-La del Piso 7
11-Tire el Juego
12-Mambrú no fue a la guerra
SUS
PERSONAJES (Minicuento)
Era poco asequible. Una vez me encontré en un puesto de libros de segundo mano con el poemario que le había dedicado un escritor peruano. Pensé que la alegraría. Luego la vi a ella en una de esas ferias del libro que celebraban a finales de los 70 en el Palacio de Bellas Artes. “Doña, Aída, mire lo que tengo para usted”, le dije. Le pasé el libro. Me lo devolvió como si le hubiese prestado un lapicero.
Sospecho que esa
distancia era una respuesta a esas grandísimas distancias que te
genera la sociedad dominicana cuando eres mujer, eres de “campo”,
eres “indiecita” por no decir mulata. Y todo eso cuando la Era
(de Trujillo) era. Aun así estamos frente a una mujer que supo
enfrentarse a todos esas marejadas de prejuicios, que los procesó en
su escritura y que mantuvo siempre algo muy poco común en nuestro
medio: dignidad.
Aída Cartagena
Portalatín nació en Moca el 18 de junio de 1918, en una familia de
comerciantes y con cierto abolengo intelectual. Contemporáneas suyas
fueron otras dos mujeres, también de provincia, pero íntimamente
convencidas de que el arte sí salvaba: Hilma Contreras,
francomacorisana, nacida en 1913, y Carmen Natalia, petromacorisana,
en 1917.
Hilma
pudo marcharse a París en la mediana infancia; Carmen Natalia fue
zarandeada por lo más duro del trujillato, debido a su militancia
política, teniendo que exiliarse en 1950 en Puerto Rico. Para Aída
el mundo estuvo más lento. Estudió en la Universidad de Santo
Domingo y partió a París no sin antes publicar cuatro poemarios
esenciales del siglo XX: bajo el sello de la Poesía Sorprendida,
Víspera del sueño (1944) y Del sueño al mundo (1945), y en
la Editorial Stella, Mi mundo el mar (1953) y Una mujer está sola
(1955).
Tras la caída de la
Era de Trujillo participa en los movimientos de regeneración
nacional. Lanza sus cuadernos Brigadas dominicanas desde 1962 a 1964.
Allí se estrenan como escritores autores como René del Risco
Bermúdez, Miguel Alfonseca, Antonio Lockward Artiles y Juan José
Ayuso. Traduce junto a Hilma Contreas un poema de Aimé Cesaire, y
con él, nos conecta a un tema largamente relegado: el de nuestros
vínculos con el Caribe. Aída escribe, organiza, edita.
Los años 60 la
encuentran en funciones burocráticas: la UNESCO, largos viajes por
Francia, Italia, Grecia. De los estallidos del mayo francés y el
Noveau Romain que se produjo, saca la novela seguramente más
relevante de la literatura dominicana: Escalera para Electra (1970).
La obra había concursado en los premios Biblioteca Breve de Seix
Barral, y por un pelo no gana. Decenios después Mario Vargas Llosa,
uno de los jurados, comentaba que como la obra tenía pocas páginas,
se acogió la sugerencia del editor Carlos Barral: mejor novelas
largas que cortas. Ganó una novela de Juan Bent. Me imagino lo que
hubiera representado para los dominicanos la obtención de semejante
galardón. Las aguas, sin embargo, se quedaron en su cauce.
Aída se estableció
definitivamente en Santo Domingo a finales de los 60. Asume la
dirección de la Editora de la Universidad de Santo Domingo y desde
ahí retoma sus viejas prácticas de promoción.
Publicará poesía,
presentará un libro de cuentos que igualmente marcará época,
Tablero (Editora Taller, 1978) y otra novela experimental, La tarde
en que murió Estefanía (1993), donde vuelve a pensar el tema de la
violencia en la historia dominicana.
La aparición en 1982
del suplemento Isla Abierta, del periódico Hoy, dirigido por su
viejo conocido, Manuel Rueda, será espacio en el que retomará sus
prácticas ensayísticas. Lo esencial de esas colaboraciones girará
en torno a la temática de lo negro en la literatura. De ahí sale un
libro: Culturas Africanas: rebeldes con causa (Editora Taller, 1986).
El resto de aquellas
entregas se armó como un libro de viaje. En la mayoría de los casos
llamaba a la sección “Tablero”. Escribía indistintamente sobre
pintores contemporáneos, el teatro de Shakespeare, los inevitables
temas griegos, la dramaturgia y la música de mujeres, la presencia
de la negritud, haikus japoneses. Entre algunos recodos de esos
caminos, filtraba un poema o recuperaba algún texto –como el de la
presencia de dos negras dominicanas en Cuba, vistas a través de los
textos de Alejo Carpentier y Pedro Henríquez Ureña.
Estos ensayos han sido
recogidos en “Ensayos de Isla Abierta”. Fueron escritos entre
1982 y 1987. Esperamos seguir recuperando la obra ensayística de
esta gran escritora, publicando para el año próximo su segunda
contribución: su obra antropológica.
A la gran poeta de
“Una mujer está sola” y a la gran novelista de “Escalera para
Electra”, ahora se le une la de una ensayista que escribe como si
estuviésemos caminando y dejándonos asombrar por los rostros, los
gestos, tantas pequeñas y grandes historias de media humanidad.
Aída Cartagena
Portalatín murió en 1994, faltando quince días para llegar a los
76 años. Si tal vez no nos dejó muchas anécdotas simpáticas, en
su obra, que es definitivamente lo más importante dentro de sus
haceres, sí nos dejó tejidos muchos espacios para cierta ciudadanía
universal. Aquella joven mocana finalmente se convirtió en la voz de
su generación. Un día se quitó los colores nacionales y también
fue voz de todas las mujeres, de todas las negras, de todas esas
marginaciones con lo que lo humano se reduce hasta a lo más mínimo.
Se pueden leer estos
“Ensayos de Isla Abierta” como una bitácora, como un mapa.
A doña Aída
muchísimas gracias.
(Y gracias a Manuel
García Cartagena por su bondad y su apoyo)
[Miguel
D. Mena 24 de noviembre de 2016 | 12:08 am
sábado, 4 de enero de 2020
"Ritos", (Novela) -Héctor Amarante, pdf, descarga gratis
VEREDICTO DEL JURADO
DEL PREMIO NACIONAL DE NOVELA, 1979
abajo firmados, miembros del jurado seleccionado por la secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos para discernir el Premio de Novela "Manuel de Jesús Galván" correspondiente al año 1979, convocado por dicha secretaría, después de haber leído y ponderado las obras concursantes, ha resuelto a unanimidad, conceder el mencionado premio a la novela titulada "Ritos", original de Héctor Amarante.
En atención a tal veredicto, recomendamos a la secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos, la publicación de la novela ganadora, presentada mecanográficamente al concurso.
Santo Domingo, 11 de abril de 1980.
Firmado:
Dr. Carlos Esteban Deive
Dr. Manuel Mora Serrano
Dra. Aida Cartagena Portalatín
Recuerdo la mañana en que el escritor Héctor Amarante me dedicó aquel viejo ejemplar de su novela Ritos. Se trata de un volumen perteneciente a la primera y hasta donde conozco única edición que se haya hecho de este texto, lo cual resulta penoso si se toma en consideración la importancia de esta obra que, junto a otras como Escalera para Electra de Aída Cartagena Portalatín y Los Ángeles de Huesos de Marcio Veloz Maggiolo, constituye uno de los aportes más importantes a la novelística dominicana de entre finales de los 60 y principio de los 80.
Justo es señalar que el autor en cuestión, en un estudio sobre la novela dominicana editado en Lima, Perú, en 1987, confiesa su deuda estética con las dos obras de los demás autores señalados y se considera continuador del aporte de éstos. Uno de los puntos en común entre Ritos y Escalera para Electra es el hecho de que ambos textos utilizan como intertextualidad básica elementos de la cultura griega, en el primero el mito de Odiseo y en el segundo el referente a Electra.
Tanto Ritos como Los Ángeles de Huesos son novelas sobre la dictadura, novelas que dan continuidad y enaltecen aún más los aportes que han hecho a este tema prominentes autores latinoamericanos. En estos libros la fuerza de la denuncia de las injusticias sociales y políticas, predominantes en el contexto básico de las mismas, jamás se imponen a la epicidad poética de ambas.
En unos de sus tantos juegos narrativos, Ritos hace alusión en algunos pasajes a Marcio Veloz Maggiolo y su referida obra. En la página 31, cap. 7, del libro que nos ocupa, se lee:
“En el cielo de los muertos, con alas de cielo, con ángeles de huesos, con las memoriosas formas de las parcas, el escritor, el también abandonado, el descarriado, el que bajó montañas por el valle (…) allá en los cielos, nos contó la muerte de las hermanas.”
Protonovela, transnovela, antinovela, Ritos va más allá del simple entramado histórico-político e intenta captar y mostrarnos la atmósfera terrible que se vivía durante la satrapía trujillista, en la que tanto torturados como torturadores parecen agonizar aplastados bajo un mismo ámbito infernal.
El autor, en una apuesta nunca lineal-vertical, en una especie de circularidad trágica, hace girar permanentemente una canción de eternos condenados. De manera hiperreal, la novela da cuenta de la muerte, por orden de Trujillo, del poeta y periodista Virgilio Martínez Reyna, asesinado el 1ro. de junio de 1930 junto a su esposa, Altagracia Almánzar, embarazada de nueve meses. Refiere también la muerte de los escritores Ramón Marrero Aristy, Jesús de Galíndez y Andrés Francisco Requena. Por igual, habla de la decapitación del memorable Desiderio Arias, y sobretodo enfatiza la muerte de las hermanas Mirabal, cuyo horror es testificado con gran fuerza poética en varios pasajes.
Me permito citar este fragmento: ”Entonces el verbo de la carne de las reinas fue hecho a palos; sus gritos fueron vegetales como susurros; sus miradas como hojas de palo largo, redondas, duras; el sexo como oquedades de troncos viejos; sus muslos, dimensiones ovaladas de palmeras; su sangre, la sabia de antiguos árboles que lloran por el mes de noviembre. Ojo de agua-rocío, muy frío en las laderas de las altas montañas, escombros, hielo, sin el abrigo de los brazos, ojos en el fondo seco del río.”
Ya María del Carmen Prosdocimi, en un estudio publicado en 1999, ha señalado el alto sentido poético de esta novela, en la que también se hace referencia a parte de muchos de los abusos cometidos por los colonizadores europeos contra los nativos de esta isla.
Ritos (Premio Nacional de Novela Manuel de Jesús Galván, 1982) fue y sigue siendo un libro moderno desde el punto de vista formal, un libro que intenta sintetizar la esencia de un tiempo oprobioso de la dominicanidad, mediante un encomiable procedimiento elíptico, deviniendo en una síntesis de multivocidad narrativa y en una amplitud de sentidos que lo sitúan entre lo más destacado de la narrativa dominicana.
(*) El autor es escritor.
Facilitador:Gustavo Olivo Peña
Publicado en el periodico: Acento, 11 de enero de 2013
DEL PREMIO NACIONAL DE NOVELA, 1979
abajo firmados, miembros del jurado seleccionado por la secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos para discernir el Premio de Novela "Manuel de Jesús Galván" correspondiente al año 1979, convocado por dicha secretaría, después de haber leído y ponderado las obras concursantes, ha resuelto a unanimidad, conceder el mencionado premio a la novela titulada "Ritos", original de Héctor Amarante.
En atención a tal veredicto, recomendamos a la secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos, la publicación de la novela ganadora, presentada mecanográficamente al concurso.
Santo Domingo, 11 de abril de 1980.
Firmado:
Dr. Carlos Esteban Deive
Dr. Manuel Mora Serrano
Dra. Aida Cartagena Portalatín
Recuerdo la mañana en que el escritor Héctor Amarante me dedicó aquel viejo ejemplar de su novela Ritos. Se trata de un volumen perteneciente a la primera y hasta donde conozco única edición que se haya hecho de este texto, lo cual resulta penoso si se toma en consideración la importancia de esta obra que, junto a otras como Escalera para Electra de Aída Cartagena Portalatín y Los Ángeles de Huesos de Marcio Veloz Maggiolo, constituye uno de los aportes más importantes a la novelística dominicana de entre finales de los 60 y principio de los 80.
Justo es señalar que el autor en cuestión, en un estudio sobre la novela dominicana editado en Lima, Perú, en 1987, confiesa su deuda estética con las dos obras de los demás autores señalados y se considera continuador del aporte de éstos. Uno de los puntos en común entre Ritos y Escalera para Electra es el hecho de que ambos textos utilizan como intertextualidad básica elementos de la cultura griega, en el primero el mito de Odiseo y en el segundo el referente a Electra.
Tanto Ritos como Los Ángeles de Huesos son novelas sobre la dictadura, novelas que dan continuidad y enaltecen aún más los aportes que han hecho a este tema prominentes autores latinoamericanos. En estos libros la fuerza de la denuncia de las injusticias sociales y políticas, predominantes en el contexto básico de las mismas, jamás se imponen a la epicidad poética de ambas.
En unos de sus tantos juegos narrativos, Ritos hace alusión en algunos pasajes a Marcio Veloz Maggiolo y su referida obra. En la página 31, cap. 7, del libro que nos ocupa, se lee:
“En el cielo de los muertos, con alas de cielo, con ángeles de huesos, con las memoriosas formas de las parcas, el escritor, el también abandonado, el descarriado, el que bajó montañas por el valle (…) allá en los cielos, nos contó la muerte de las hermanas.”
Protonovela, transnovela, antinovela, Ritos va más allá del simple entramado histórico-político e intenta captar y mostrarnos la atmósfera terrible que se vivía durante la satrapía trujillista, en la que tanto torturados como torturadores parecen agonizar aplastados bajo un mismo ámbito infernal.
El autor, en una apuesta nunca lineal-vertical, en una especie de circularidad trágica, hace girar permanentemente una canción de eternos condenados. De manera hiperreal, la novela da cuenta de la muerte, por orden de Trujillo, del poeta y periodista Virgilio Martínez Reyna, asesinado el 1ro. de junio de 1930 junto a su esposa, Altagracia Almánzar, embarazada de nueve meses. Refiere también la muerte de los escritores Ramón Marrero Aristy, Jesús de Galíndez y Andrés Francisco Requena. Por igual, habla de la decapitación del memorable Desiderio Arias, y sobretodo enfatiza la muerte de las hermanas Mirabal, cuyo horror es testificado con gran fuerza poética en varios pasajes.
Me permito citar este fragmento: ”Entonces el verbo de la carne de las reinas fue hecho a palos; sus gritos fueron vegetales como susurros; sus miradas como hojas de palo largo, redondas, duras; el sexo como oquedades de troncos viejos; sus muslos, dimensiones ovaladas de palmeras; su sangre, la sabia de antiguos árboles que lloran por el mes de noviembre. Ojo de agua-rocío, muy frío en las laderas de las altas montañas, escombros, hielo, sin el abrigo de los brazos, ojos en el fondo seco del río.”
Ya María del Carmen Prosdocimi, en un estudio publicado en 1999, ha señalado el alto sentido poético de esta novela, en la que también se hace referencia a parte de muchos de los abusos cometidos por los colonizadores europeos contra los nativos de esta isla.
Ritos (Premio Nacional de Novela Manuel de Jesús Galván, 1982) fue y sigue siendo un libro moderno desde el punto de vista formal, un libro que intenta sintetizar la esencia de un tiempo oprobioso de la dominicanidad, mediante un encomiable procedimiento elíptico, deviniendo en una síntesis de multivocidad narrativa y en una amplitud de sentidos que lo sitúan entre lo más destacado de la narrativa dominicana.
(*) El autor es escritor.
Facilitador:Gustavo Olivo Peña
Publicado en el periodico: Acento, 11 de enero de 2013
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