Las
fuentes de donde se ha nutrido este vocabulario son diferentes. En
primer
lugar, los cronistas y todas aquellas personas que por cartas
y relaciones dieron cuenta del asombroso mundo que se abría ante la
mirada de los europeos, en aquellos primeros momentos del encuentro
de las dos culturas. Me refiero principalmente a Pedro Mártir de
Anglería y sus Décadas del Nuevo Mundo, a Gonzalo Fernández de
Oviedo y su Historia general y natural de las Indias, a la Historia
de las Indias y a la Apologética historia sumaria de fray Bartolomé
de Las Casas; a Hernando Colón y su Vida del Almirante, la
invaluable Relación acerca de las antigüedades de los indios, de
fray Ramón Pané, y al doctor Diego Álvarez Chanca y su Carta al
Cabildo de Sevilla. Otra fuente han sido los mapas modernos y
antiguos, como el de Bolonia o el de Tomás Pancachi, que entre otras
cosas han servido para rescatar algunos nombres de lugares de la
isla de Jamaica. También han sido valiosas las recopilaciones
anteriores de voces taínas, como la de Cayetano Coll y Toste,
recogida en Prehistoria de Puerto Rico, el Pequeño diccionario de
palabras indoantillanas (1916), de Rodolfo Domingo Cambiaso, que ya
lleva tres ediciones y, sobretodo, Palabras indígenas de la isla de
Santo Domingo, de Emiliano Tejera e Indigenismos de Emilio Tejera,
que me han sido muy útiles por las citas de los cronistas y el
aporte de los nombres de árboles añadido por el doctor Moscoso
Puello. En ese sentido, también me ha servido el Diccionario
botánico de nombres vulgares de La Española, escrito por A. H.
Liogier y publicado por la Universidad Nacional Pedro Henríquez
Ureña.
Finalmente, la tradición oral que ha conservado muchos términos,
algunos entrando ya en desuso, que dan un toque característico al
español hablado por los dominicanos, por cuanto por un lado nos
diferencia de los demás hispanoparlantes, y por el otro nos define
en una unidad antillana al aunarnos a cubanos y puertorriqueños como
principales usufructuarios de la herencia taína.
Rafael
García Bidó
La
historia del pueblo dominicano tiene sus raíces en los antiguos
pobladores de la isla de Haití, territorio que más tarde,
finalizando el siglo xv , los conquistadores españoles bautizaron
como Santo Domingo y La Española. Muy pronto, iniciado el proceso de
colonización, comenzó el sincretismo cultural y lingüístico que
se extendió tempranamente por la región del Caribe, a la vez que se
imponía la dominación política, económica y territorial que trajo
como consecuencia la casi desaparición del pueblo indígena, pero
sin evitar la ausencia total del lenguaje taíno apropiado por el
colonizador e integrado a su vocabulario, que con el tiempo
enriqueció el idioma español. Voces de bohío. Vocabulario de la
cultura taína pretende presentarnos, en forma resumida, el
vocabulario taíno que, a pesar de haber sido usado por los antiguos
pobladores de nuestra isla y de otros territorios insulares del
Caribe, todavía se encuentra en uso y forma parte del idioma
español. Pueblos indígenas que, como explica el profesor Roberto
Cassá en su obra Los taínos de la Española, tenían rasgos
similares en las costumbres, economía, organización social y
creencias, y ocupaban las islas de Puerto Rico, La Española, Cuba,
Jamaica y los archipiélagos de las Bahamas.
Aunque
en esas islas vivían otros grupos indígenas que no eran taínos,
como los caribes, ciguayos y macorixes y, por lo tanto, con lenguas y
culturas diferentes, históricamente está comprobado que fueron los
taínos los de mayor importancia, tanto por su economía agrícola,
el perfeccionamiento en la elaboración de los utensilios, como la
forma de organización social que prevalecía en sus pueblos.
Por
la importancia del legado histórico y cultural del taíno a la
cultura dominicana, el Archivo General de la Nación (AGN) pone a
disposición de los interesados Voces de bohío. Vocabulario de la
cultura taína, de Rafael García Bidó, en el interés de preservar
y dar a conocer esa parte del dominicano que nos acerca al idioma de
nuestros antepasados. En las raíces de Voces de bohío. Vocabulario
de la cultura taína, se encuentran implícitos los aportes para el
conocimiento de la cultura taína hechos por fray Bartolomé de las
Casas, con su Historia de las Indias; fray Ramón Pané y la Relación
acerca de las antigüedades de los indios, y Roberto Cassá, con su
obra Los taínos de la Española. Podemos señalar, además, que
sirve como aporte para los interesados en la lingüística caribeña
el estudio de dos interesantes obras, en las que se recogen en forma
de diccionario parte del vocablo indígena taíno: Palabras indígenas
de la isla de Santo Domingo, de
Emiliano
Tejera y el diccionario de Emilio Tejera, Indigenismos.
El
AGN valora en su justa medida el aporte que hace Rafael García Bidó
con su obra Voces de bohío. Vocabulario de la cultura taína, la
cual complementa los textos citados anteriormente, a la vez que
facilita el acercamiento de los interesados a una temática, que por
encontrarse en libros de difícil adquisición –por ser ediciones
agotadas en librerías–, es poco conocida en las escuelas y
universidades de nuestro país. Es importante también señalar que
la contribución de García Bidó a la difusión del acervo
lingüístico caribeño radica en la investigación y recopilación
de términos que no están contemplados en las obras antes citadas,
lo que permite ampliar el conocimiento de esa lengua y, por
consiguiente, el acervo cultural de los dominicanos. Esta obra, por
su valor educativo, es un humilde aporte del AGN para que las
presentes y futuras generaciones conozcan y compartan una parte
importante de la cultura dominicana y caribeña en general.
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