Máximo
Gómez
Recuerdos.
Páginas
dedicadas
a mi hija Clemencia
A
tí, hija amada de mi corazón. A tí, pedazo de mi alma, amor de
todos mis amores y esperanza de mi vida. A tí, hija mía, dedico
estas líneas que aprenderás como una oración y guardarás en tu
memoria como un recuerdo sagrado. Léelas tú, y haz que tus hermanos
las lean, para que tú y ellos sepan cómo y dónde nací, algo de lo
mucho que he sufrido, y sepan también a quiénes les debemos un
favor, porque quiero que desde la infancia aprendan a pensar, sentir
y agradecer.
Hay
deudas en la vida de los hombres que jamás acaban de pagarse, y es
preciso que los padres las leguen a sus hijos: y cuando tu mano
amorosa cierre mis ojos sin luz, porque haya caído para confundirme
con el polvo de los demás, a tí y a ellos tocará honrar mi nombre y
mi memoria con la gratitud hacia nuestros bienhechores -yo habré
desaparecido de la escena de los vivos.
Esos
amigos, también pueden abandonar este mundo mentiroso y falaz, pero
quedarán sus hijos, justos acreedores para recoger el fruto que sus
padres han sembrado.
MÁXIMO GÓMEZ
EMILIO
CORDERO MICHEL
MÁXIMO GÓMEZ A CIEN AÑOS DE SU FALLECIMIENTO
En
ocasión de conmemorarse el 17 de junio de este año el centenario
del fallecimiento de Máximo Gómez, el director del Archivo General
de la Nación decidió conmemorar esa luctuosa efemérides
con la publicación de este libro.
Para
tales propósitos, en mi calidad de editor he seleccionado, además
de ocho trabajos del propio Máximo Gómez, quince de otros autores
dominicanos, tres de cubanos incluyendo a la hija del Generalísimo,
María Clemencia Gómez Toro, y uno del educador, independentista y
antillanista puertorriqueño Eugenio María de Hostos. Además, al
[mal he recogido algunas de las noticias de prensa aparecidas en el
periódico Listín Diario y cierro la obra con una pequeña sección
iconográfica.
Escogí
esos ocho trabajos de Máximo Gómez porque considero que son los
más representativos de todo lo que escribió en su agitada vida y
porque evidencian su pensamiento social, sus concepciones
revolucionarias y su profundo amor hacia los sectores explotados de
la sociedad colonial cubana. De esas siete exposiciones del
Generalísimo, cinco aparecieron publicadas por primera vez en la
obra compilada por su hijo Bernardo Gómez Toro titulada General
Máximo Gómez y Báez. Revoluciones ... Cuba y Hogar, editada en La
Habana en 1927,volumen que ha sido reproducido en Cuba infinidad de
veces y que aquí yo sugerí publicarlo, al celebrarse el
sesquicentenario de su nacimiento en el 1886 y realizarse la XIV
Feria Nacional del Libro "Prócer Máximo Gómez",
reimpresión que estuvo a mi cargo y que prologué. Los otros tres
escritos han sido reproducidos de publicaciones cubanas,
particularmente del historiador Salvador Morales Pérez y del
Instituto Cubano del Libro. Cada uno de estos siete trabajos, así
como los diez y nueve restantes, tiene una nota al pie de la página
en que comienza señalando la fuente de donde fue extraído o si eran
inéditos.
Presentar,
aunque sea brevemente como en esta ocasión, algunos de los ensayos y
escritos de Máximo Gómez no es tarea fácil porque él es más
conocido por sus actividades bélicas que por las literarias. Muy
poco se conoce de su pensamiento revolucionario y humanista, de su
sensibilidad social que lo llevó a hacer suyas las demandas de
libertad y justicia social de las masas hambreadas y desposeídas y a
profesarles una insondable adhesión mientras, por el otro lado,
sentía un rabioso desprecio
hacia los ricos, hacia los poderosos dueños de los medios de
producción de la sociedad de Cuba. Ése es el Máximo Gómez que
ofrece una faceta ignorada de su extraordinaria personalidad en los
siete trabajos -algunos muy breves- que se reproducen en esta obra
con la que se le rinde homenaje de recordación.
Debo
aclarar antes de continuar, que en todos los trabajos y ensayos
incluidos en este libro, absolutamente en todos, se ha respetado la
versión de su autor, su estilo y forma gramatical y que solamente me
he tomado la libertad de separar ciertos párrafos excesivamente
largos y de emplear, en algunos casos, cursivas en las citas
mencionadas en los mismos, En dos o tres oportunidades ante algún
dato confuso o errado, no lo he tocado y al pie de la página he
colocado una nota del editor para aclararlo.
En
el primer trabajo de Máximo Gómez, Notas autobiográficas, 1
redactadas cuando en octubre de 1984 trabajaba la tierra en su [La Reforma, ubicada en Laguna Salada, Guayacanes, Monte Cristi, y
junto a Martí preparaba la fallida expedición de Fernandina, es en
el que manifestó su sentimiento humanitario y compenetración con
las aspiraciones del ser que más sufría y era explotado en Cuba: el
negro esclavo. Fue en esa oportunidad que declaró que "acepté
al principio la revolución para buscar en ella la libertad del negro
esclavo" y aseguró que fue a combatir a Cuba por su
independencia contra España porque creyó "que peleaba por la
humanidad".
El
segundo trabajo, Recuerdos. Páginas dedicadas a mi hija Clemencia,
fue escrito en Tegucigalpa, Honduras, cuando Máximo Gómez residía
junto con su familia en ese país centroamericano, invitado por el
presidente Marcos Aurelio Soto para organizar el ejército hondureño.
En parte, estas Páginas completan sus datos autobiográficos
ofrecidos anteriormente, especialmente los relativos a su vida y
participación en la Batalla de Santomé y algunas de sus posteriores
experiencias y peripecias en Cuba durante la Guerra de los Diez Años.
En
el tercer trabajo, El viejo Eduá o mi último asistente, igualmente
redactado en La Reforma en julio de 1892, ensayo en el que mostró su
ternura y amor hacia los hombres, es probablemente el más humano y
hermoso de sus escritos. Ello así porque a Eduardo (Eduá), viejo
esclavo negro de 60 años a quien, según sus palabras, "la
libertad le alcanzó demasiado tarde, " le agradeció tanto que
le sirviera por varios años como ordenanza, que se lo dedicó
perpetuando su nombre.
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