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Escritos: Revista Cultural

lunes, 8 de octubre de 2018

Estampa dominicana, Mario Emilio Pérez, pdf, descarga gratis






Esencialmente, Mario Emilio Pérez escribe con la vida. Con la vida y con su vida. Y es que no hay otra manera de hacer. literatura, salvo los muy contados casos de misticismo. 
Lo personal encuentra su verdadera y grande importancia cuando coincide con lo personal de mucha otra gente o cuando se convierte en interpretación y versión de ese personal colectivo. Quizá vivir en una casa de dos pisos, en San Miguel, 'permitió al normalista, estudiante de derecho, aficionado a la literatura y periodista profesional, una visión pormenorizada y al mismo tiempo amplia de la vida barrial.
Desde el balcón de la Restauración, Mario Emilio Pérez observó a la gente. y debe haber sido, variando en cada caso, risueño espectador, forzoso protagonista o simple parte de lo que son hoy sus Estampas. A todos nos ha ocurrido pero pasa aquí como con el huevo de Colón o con el Cristo de natí.
Mario Emilio Pérez rompió una punta al primero y vió desde arriba al segundo. A eso se llama, también, talento.
Desde una época que se remonta al Oriente del periodismo nacional, los reporteros han llenado muchas cuartillas con la descripción de personas y lugares pintorescos de los diferentes pueblos del país.
Hasta Mario Emilio fue, sin,embargo -por su calidad y por su constancia-, el periodismo no había hecho un aporte tan valioso al estudio del ser, del espíritu, de la idiosincrasia dominicanos.
Dentro de no muchos años, Las Estampas serán un libro de eonsulta para antropólogos y sociólogos, para historiadores, literatos y todo aquel que, por una u otra razón, se interese en buscar pistas para llegar a lo que es el corazón de la cultura nacional.
Ahí está la gran aportación de Mario Emilio Pérez, Esta obra deja inaugurada una suerte de antropología cultural domestica, de barrio, de ciudad, cuya trascendencia empieza ya anotarse porque empezó a sentirse, como necesidad, desde hace ya tiempo.
Esteban Montejo, negro cubano, cimarrón, debe contar hoy 111 años de edad. Vivía mansamente en un asilo de ancianos hasta que el etnólogo Miguel Barnet, de la misma nacionalidad, lo descubrió; vale decir, tropezó con ese pedazo
vivo de la historia de Cuba.
La "Biografía de un Cimarrón" es el relato del viejo Montejo, escuchado y transcrito por Barnet, Una contribución inestimable al estudio de la cubanidad.
Aquí, Cayo Báez o Antonio (Toñito) Fernández quizá tengan algo qué decir. Falta, sólo, quién les pregunte, aunque sea muy cómodo y usual, siempre, ubicar físicamente el hecho histórico, tener a mano un parte y cuatro cartas, e inventar el resto de acuerdo al interés personal o a la apreciación subjetiva.
El trabajo de Mario Emilio Pérez en Las Estampas es, más que todo, un llamado a buscar "en el seno del pueblo" -como repiten los políticos-, la causa ser-nacional que engendra invariablemente el efecto Historia.
Mientras, aquí está un puñado de indicios para que dominicanos conozcan mejor a sus connacionales y para que los connacionales conozcan mejor a dominicanos que, por ser capitaleños, "migueletes", de San Antón, San Lázaro o Villa Francisca, no dejan de compartir fundamentalmente idiosincrasia común con el resto de los criollos.
Juan José Ayuso
Santiago,
Primavera de 1971.

https://drive.google.com/file/d/1wv5Op2CPu2V53pP5CbCTNB1H7hRgobmo/view?usp=sharing

1 comentario:

  1. Uno de mis autores favoritos, este retrata por medio de su pluma la verdadera realidad del pueblo dominicanos, como estos viven el día a día y las ocurrencias de estos para tener siempre buena cara y buscarle la vuelta a los problemas cotiano.

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